lunes, 17 de septiembre de 2012

DEMOCRACIA


Siempre he pensado que legislar no vale de nada.
No vale de nada si no se existe una estructura ágil e independiente que haga que se cumplan las leyes. Tengo la sensación de que nos preocupan más las normas que su cumplimiento. Una normativa justa y bien reglamentada siempre da la apariencia de que se vela por la defensa de nuestros derechos y el cumplimiento de las buenas prácticas.
Si no hay control, las leyes, decretos, reglamentos, estatutos, etc. no son más que una fachada, una simple declaración de intenciones en el mejor de los casos o la materialización de la práctica demagógica en otras. Si no existen órganos que vigilen su cumplimiento y que atiendan de forma efectiva las reclamaciones de los ciudadanos es mejor que no existieran.
Y no me refiero sólo a la administración pública si no en general a cualquier asociación o colectivo que precise de un ordenamiento para su buen funcionamiento.
Uno de nuestros principales derechos, y en el que se basa nuestra sociedad, es el de poder elegir a nuestros representantes: DEMOCRACIA. Me atrevería a decir que es casi una obligación, aunque respeto a quien opina lo contrario, sobre todo porque su argumento es el que ha motivado este artículo. El derecho a participar en unas elecciones, sean en el ámbito que sean, es sagrado. Por ese motivo poner todos los medios posibles para favorecer la participación de los electores es una obligación de los organizadores del proceso electoral. Si esto no ocurre estamos ante un fraude y si el ciudadano no tiene la posibilidad de reclamar ante un órgano competente o este órgano no es imparcial entonces no estamos en una democracia.  Privar a un ciudadano de su derecho al voto, aunque sea por omisión, lo considero una falta muy grave.
No creo que haya un solo demócrata que no comparta lo que acabo de exponer y por eso nuestro sistema electoral cuida que haya mesas en todos los núcleos de población o facilita el transporte en aquellos de reducido número de votantes. Por eso los colegios electorales no pueden tener barreras arquitectónicas que dificulten el ejercicio del voto a ciudadanos con minusvalías. Por eso se publican censos electorales con antelación a las elecciones, para evitar que un error administrativo prive a un ciudadano de su derecho al voto. Por eso se crea la posibilidad de voto por correo. Y así, otras muchas medidas enfocadas en que nadie se quede sin votar a no ser que no quiera ejercer ese derecho.
Pero democracia no es sólo ir a votar, también es aceptar el resultado de las elecciones, y si lo anterior no se cumple, los resultados no pueden ser aceptables y si no hay un órgano ante el que protestar ¿cómo se llama esto? Por suerte esto no ocurre y todos aceptamos los resultados de las elecciones, sin perjuicio de que sigamos defendiendo nuestras posiciones.
La Ley Electoral no es una fachada, realmente se cumple, porque se cumplen cada uno de los preceptos que he comentado antes. Sin embargo esto no ocurre ni en todas leyes ni en todos los organismos o asociaciones.
La democracia puede tener muchas cosas que mejorar, pero el proceso electoral es intachable. Sobre democracia se podrán decir muchas más cosas pero lo más importante es respetar la libertad.
Dicho esto, sólo espero que no me toque ser mesa en las próximas autonómicas.

miércoles, 1 de agosto de 2012

DON PERIQUITO Y EL PARO


 Hay en el lenguaje vulgar frases afortunadas que nacen en buena hora y que se derraman por toda una nación, así como se propagan hasta los términos de un estanque las ondas producidas por la caída de una piedra en medio del agua. Muchas de este género pudiéramos citar, en el vocabulario político sobre todo; de esta clase son aquellas que, halagando las pasiones de los partidos, han resonado tan funestamente en nuestros oídos en los años que van pasados de este siglo, tan fecundo en mutaciones de escena y en cambio de decoraciones. Cae una palabra de los labios de un perorador en un pequeño círculo, y un gran pueblo, ansioso de palabras, la recoge, la pasa de boca en boca, y con la rapidez del golpe eléctrico un crecido número de máquinas vivientes la repite y la consagra, las más veces sin entenderla, y siempre sin calcular que una palabra sola es a veces palanca suficiente a levantar la muchedumbre, inflamar los ánimos y causar en las cosas una revolución…
De esta forma comienza el artículo publicado el 30 de abril de 1833 en el número 51 de la Revista Española, por un eterno extranjero (allí donde se encontrase) no exento de resentimiento, bajo el pseudónimo de Fígaro y que invito a leer a todo aquel que disponga de tiempo, ánimo, humor o curiosidad, disfrutando de cada palabra y cada frase. Y quizá al lector le surja la misma duda que a mí me surge ¿ya había Facebook en ese año de Dios?
Contextualicémonos antes de nada. Estamos ante el final de la década ominosa, esa que empezó con “los cien mil hijos de san Luis” dando el viático a nuestra bicentenaria “Pepa” y con ella a los no pocos liberales que no consiguieron poner pies en polvorosa. Diez años de absolutismo con episodios tan conocidos como el de Mariana Pineda, que terminarán en septiembre de aquel mismo año con la muerte de Fernando VII. Pero ya la salud del monarca llevaba unos años maltrecha y el liberalismo volvía a apuntar maneras y blablablá.
La frase que Don Periquito maneja con tanta habilidad denota dos cualidades de la época (¿y de esta?), la primera es la facilidad con la que se da crédito a las tonterías y se propalan sin cotejo. La segunda es la fantástica excusa de “en este país” que es como el Disiclin, vale para todo, y que debe provenir de un cierto complejo al que no pienso dedicar más palabras. Por ahora.
En fin que yo empecé esto para hablar del paro, pero entre “pepas”, “marianas”, “periquitos” y “sanluises”, me salí por tangente y es necesario un requiebro sin sentido para reorientar el tema: todo esto viene para justificar que es un gran error reflejarse constantemente en Europa, que si algo está bien o está mal, lo seguirá estando aunque estemos por encima, por debajo o en la media del continente, y si tenemos que compararnos, hagámoslo sobre nuestros logros. Leyendo esta noticia, día en que pretendía publicar este artículo si el tiempo me lo hubiese permitido, no pude evitar sobrecogerme y recoger la pregunta que tanta gente se hace ¿por qué? Y ahora vierto mi opinión:
La excesiva dependencia de la financiación ajena de las empresas españolas provoca que sean muy sensibles a la reducción de financiación bancaria, de esta manera las empresas tienen dos caminos, buscar inversores particulares o disminuir la actividad. En un escenario de contracción de la liquidez, no hacer ni una cosa ni la otra es abocarse al fracaso. La primera opción no está al alcance de muchas empresas, ni es santo de la devoción de los pequeños ahorradores que se inclinan más por la renta fija y sin riesgo (los fraudes siempre son en renta fija), tampoco existe un canal adecuado para ello. La segunda opción es de valientes, que los hay, y propicia destrucción de empleo aunque mantiene la actividad y a algunos selectos afortunados. El que tiene fe en la recuperación del sistema financiero probablemente mandará a toda la plantilla al paro. Por eso las tasas de desempleo en España son elevadas, no es la reforma laboral, no es la formación de nuestra mano de obra, no es la demanda, eso viene después. Todo influye y todo suma, pero lo importante es aquello. Es muy importante diferenciar enfermedad y síntomas.
El crédito tiene que llegar a las empresas, incluso a las malas, que se genere empleo, que aumente el consumo, que crezca la recaudación en IVA, IRPF, IS, etc. lo único que está ocurriendo es que la deuda que antes estaba en empresas y familias ahora está en el pasivo del estado. Es cierto que hay que reducir el apalancamiento de las empresas pero eso ya se verá mañana…
En este informe del BCE, en los gráficos 1 y 4 especialmente, se puede ver en cifras lo que antes he argumentado. Si en el gráfico 4 no estuviese debajo Alemania, el dato sería el mismo y las consecuencias también.
Reproduzco el último párrafo del mencionado artículo, yo no lo puedo decir más claro y asumo que si hace casi 180 años no se le hizo caso a tan ilustre columnista, este humilde perorador es como la voz que clama en el desierto.
“Olvidemos, lo repetimos, esa funesta expresión que contribuye a aumentar la injusta desconfianza que de nuestras propias fuerzas tenemos. Hagamos más favor o justicia a nuestro país, y creámosle capaz de esfuerzos y felicidades. Cumpla cada español con sus deberes de buen patricio, y en vez de alimentar nuestra inacción con la expresión de desaliento: «¡Cosas de España!», contribuya cada cual a las mejoras posibles. Entonces este país dejará de ser tan mal tratado de los extranjeros, a cuyo desprecio nada podemos oponer, si de él les damos nosotros mismos el vergonzoso ejemplo.”

lunes, 25 de junio de 2012

EXPORTAR CON PUNTERÍA


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El incremento de las exportaciones no es la receta mágica para darle un vuelco a nuestra balanza comercial y reactivar nuestra economía, pero sí es un pilar muy importante para cambiar la tendencia de los principales indicadores macroeconómicos.
Para alcanzar el éxito en la exportación hay que tener bien asentados los cimientos: productividad para ser competitivos, investigación que favorezca la diferenciación, formación (cultura, idiomas, planificación) para garantizar el acceso directo, financiación para llevar a término los acuerdos comerciales. Todos ellos han sufrido recortes por las distintas administraciones, cuando incrementando su presupuesto, aun con un mayor endeudamiento, supondría suavizar los efectos de la crisis y favorecer una salida más temprana.
Quizá lo más complejo de alcanzar, sea cual sea la coyuntura económica, es la formación, sobre todo con respecto a la dificultad del idioma y la diferencia cultural de algunos países. Es a este pilar donde más tiene que apuntar la administración si pretende favorecer el comercio exterior.
La Unión Europea ha puesto en marcha un programa para romper esta barrera de acceso a mercados tan importantes como complejos como son Japón y Corea del Sur, además de estar estudiando extender el programa a economías emergentes como China, India o Brasil.
El programa, para el que mi empresa y yo hemos sido preseleccionados, consiste en la formación de directivos de la UE en el idioma, cultura y comercio de los países objetivo, y está fundamentado en la capacidad exportadora de las empresas europeas candidatas y en las capacidades y habilidades personales de los directivos que recibirán la formación.
La dotación económica es reducida y exige un importante esfuerzo de las empresas participantes, pero las posibilidades de éxito son elevadas, más de veinte años de programa, con cientos de participantes, lo garantizan.
Quiero destacar algunas características de este programa:
1.       No es una ayuda económica, sino abrir una puerta que facilita la entrada a mercados complejos de difícil accesibilidad.
2.       La selección de los candidatos se hace mediante entrevista personal y test de evaluación de capacidades personales.
3.       La última fase de la formación son prácticas en empresas coreanas o japonesas.
Este tipo de ayudas, muy focalizadas en el objetivo y con un soporte cualificado, son las que alcanzan un mayor nivel de éxito.
En la Comunidad Autónoma Gallega y en general en todo el territorio nacional, existe un excesiva dependencia de las exportaciones a la UE, tal y como se puede comprobar en gráfico siguiente. Por países, nuestros principales “clientes” son Francia, Portugal e Italia, entre los tres suman más del 50% de nuestras exportaciones en 2011. Las perspectivas de la economía de estos países no son especialmente positivas.
 
Si analizamos las previsiones de crecimiento de las economías destino de las exportaciones gallegas vemos que se encuentran en la parte izquierda del siguiente gráfico, es decir donde se sitúan las que menos van a crecer en los próximos dos años. Sin embargo, países como Méjico, Corea, Brasil, Argentina, Chile Perú, India o Tailandia, no figuran en el gráfico superior.
 
A la vista de estos datos no es difícil extraer algunas conclusiones:
1.       Nuestras empresas comercian con el resto de la UE con fluidez, y tienen experiencia en la venta a estos países, próximos cultural y geográficamente, favorecidos además por políticas de libre comercio.
2.       El incentivo a la exportación debe focalizarse en los países con mayor crecimiento que además tienen unas barreras de entrada mayores y un mayor riesgo para el empresario gallego.
3.       Los incentivos a la exportación deben revisarse anualmente y centrarse en aquellas economías que resulten más atractivas.

Comerciar con las economías emergentes es complejo, el atomizado sector empresarial gallego no tiene capacidad para acceder a determinados mercados si no es con un apoyo decidido de la administración, pero nuestra economía no crecerá exportando, exclusivamente, a los países que, como España, están sufriendo más la crisis y más reducen su consumo.
Otro factor importante es saber qué exporta Galicia. Acceder al mercado no sólo es complejo sino que además hay que analizar la conveniencia de los productos que desde Galicia podemos ofrecer.
 
Por encima de todo destaca la partida de material de transporte, liderada por Citroën. La siguiente partida en importancia es materias textiles, favorecida por el peso de Inditex. La última partida destacable es la de productos del reino animal que hace referencia nuestro sector pesquero principalmente.
No es nuevo decir que tenemos una excesiva dependencia de nuestras dos grandes compañías, que representan, con el conjunto de empresas de su actividad, más del 50% de las exportaciones gallegas, dejando de manifiesto las dificultades que encuentran las Pymes para exportar sus productos. Sin embargo el dato positivo que se extrae es que tenemos un gran potencial exportador, ya que el mercado exterior, y sobre todo el de las economías emergentes, está esperando a que les vendamos la marca Galicia.